Nuevos Jugadores cambian equipos

Siempre me he planteado esta cuestión al llegar a un nuevo equipo o cuando un nuevo jugador se incorporaba a mi equipo. Últimamente, le doy aún más vueltas, pues mi hijo se incorpora a un nuevo centro escolar, nueva ciudad y nuevo entorno para todas sus actividades formativas y deportivas. En el post de hoy, me gustaría compartir experiencias y opinión acerca de cómo debemos afrontar estos cambios de la forma más saludable y efectiva para estos “nuevos” elementos que conformaran un “nuevo” grupo.

Un equipo es un conjunto de personas que se organizan de manera coordinada para lograr un objetivo común. La modificación de este grupo de personas, por lo tanto, puede hacer que cada uno de los sujetos “nuevos” tenga que adaptarse al nuevo grupo, posiblemente al nuevo objetivo común y de esta forma a un nuevo espacio de intervenciones y alineaciones. En este nuevo equipo, todos queremos entrar en una mejor versión colectiva que nos ayude a optimizar el rendimiento del grupo y de esta forma obtener mejores resultados.

«Lo único constante es el cambio»

Heráclito

Un nuevo jugador, un nuevo equipo

Se ha cerrado la ventana de fichajes con un ritmo e intercambio frenético entre clubes. Todos los equipos han intentado reforzarse en un intento de equilibrar cantidad y calidad en sus jugadores, para poder lograr los objetivos de la temporada. En algunas ocasiones, observamos cambios paulatinos en la remodelación de las plantillas, pero en otros casos, los cambios son bruscos y repentinos, y en cuestión de horas, los equipos cambian sus protagonistas por completo.

Pero realmente, ¿cómo afectan estas modificaciones en el día a día del grupo? ¿podemos hablar de un nuevo equipo? ¿son estos cambios positivos o negativos en el proceso de entrenamiento y optimización del rendimiento?

Pautas facilitadoras de la integración en un nuevo equipo

Como entrenadores en estos momentos de cambio y adaptaciones, deberíamos tener en cuenta una serie de pautas facilitadoras en la integración de estos nuevos jugadores en el nuevo equipo:

  1. Adapta las primeras sesiones y situaciones de entrenamiento al nivel actual del jugador y del grupo. En algunas ocasiones, puede ocurrir que los niveles de preparación y competitivos del jugador y el nuevo equipo sean similares y eso es fantástico, pero si son muy diferentes, es necesario ser paciente para intentar equilibrar ambos y de esta forma elevar el nivel de todo el equipo.
  2. Establece durante los primeros días activaciones dirigidas a la ayuda mutua y cooperación para el propio conocimiento del equipo. Como seres humanos, el sentimiento de pertenencia al grupo, de ser bien acogido y ver a tus compañeros sonreír contigo es clave para esa rápida integración y optimización socioafectiva.
  3. Aplica la suficiente variabilidad en las disposiciones grupales para avanzar en los contenidos del grupo y de la temporada, reduciendo en algún caso la complejidad de las situaciones de entrenamiento y competición para estos “nuevos” elementos. 
  4. Intercambia información relativa al modelo de juego y entrenamiento de manera progresiva y gradual, ya que los primeros días son muy estresantes en cuanto la excesiva cantidad de estímulos y variables que se modifican en la vida del “nuevo” jugador, y en ocasiones versiones simples y aclaratorias son suficientes para producir esa rápida integración.
  5. Establece un día de valoraciones, no sólo a nivel médico o condicional, sino también para conocer personalmente al jugador, sus valores, sus motivaciones, sus experiencias anteriores y por qué no, también sus gustos o preferencias hacia algunos aspectos relacionados con nuestro proceso de entrenamiento.
  6. Respeta los días de descanso. En muchas ocasiones, dedicamos días u horas de descanso para compensar aquellos aspectos diferenciadores que separan los niveles del equipo y jugador. Pero los que hemos vivido algunos cambios de entorno e inicios de proyectos, sabemos de la importancia del descanso y también de la desconexión con el estrés de incorporarse a una zona de incertidumbre.
  7. Incorpora nuevos hábitos en el jugador, respetando alguno de los suyos personales. Llegar a un acuerdo, para entrar con éxito en el funcionamiento del grupo y equipo, y estar también preparados para saber escuchar y comprender las necesidades individuales e historia personal del jugador, sin el ánimo de romper o cambiar toda su rutina diaria y personal.
  8. Facilita el encuentro con jugadores de características similares o que ejerzan roles de liderazgo dentro del equipo. Sentirse arropado, encontrar nuevos amigos, y sobre todo estar rodeado y acompañado por personas que se alinean con nuestros valores y expectativas, es tan o más importante que nuestros contenidos de entrenamiento en estos primeros días.

Ojalá todos los equipos que han hecho últimas incorporaciones tengan éxito en el rendimiento individual y colectivo. Esperamos haber ayudado en la reflexión a todos aquellos que afrontéis este proceso en estos días.

Un saludo, seguimos avanzando…

AG

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